Un buen verano. Eso sólo pidió.
Eneko cumplió 10 años el pasado jueves. Estuve con él y con su ama el miércoles, un día antes. Querían confirmar su reserva para los campamentos en Baratze la última semana de Julio. Era una especie de regalo. Desde que tiene 5 años, ha venido algunos días todos los años, a veces con el colegio, siempre en verano y el año pasado en Semana Santa. Y este verano no se lo quiere perder de ninguna manera. Es el planazo que tiene claro. Ya legará otro momento para otro tipo de fiestas.
El caso es que lo encontré circunspecto y le preguntó directamente: “Eneko, que ilusión, ¿no? Mañana cumples 10 años. Seguro que hacéis una celebración superdivertida, con todos los amigos y una buena merendola. ¿Qué plan tenéis? ¿No te apetece mucho?”. Y él, poniendo los brazos en jarras y con esa carita que ponen los niños para las cosas serias que les hace adorables, me contestó: “Sabes Cristina, es que estoy un poco nervioso. Nunca más voy a tener una edad de 1 sola cifra.”
Un buen verano es inolvidable
Ciertamente, los niños nos desmontan. Cubren etapas de maduración más rápido de lo que podemos imaginar y siempre tienen estos golpes “mágicos”. Desde luego que es un hito importante. A su edad, todos lo son. Todo es urgente e importante. Y no se nos ocurra decirles lo contrario.
La infancia y la adolescencia son fases fundamentales en la formación de la personalidad. Por ejemplo, la etapa de latencia, de los 6 a los 10 años, es la etapa de la socialización y de los aprendizajes escolares por excelencia.
Mientras que la pubertad, de los 10 a los 14 años para las niñas y de los 12 a los 16 años en los niños, es el periodo de profundos cambios físicos y psíquicos. Y es importante que, en este periodo, aportemos a nuestras niñas y nuestros niños la tranquilidad y las experiencias que les permitan avanzar de forma saludable.
Una clave importante: “Nada de lo que hagas, digas o decidas mañana tendrá un impacto serio en tu vida futura.” Eso aplica a los propios niños y también a nosotros, progenitores, tutores y maestros. No se trata de vivir en la despreocupación. Ni de tomar las decisiones a la ligera. Pero si es importante tener consciencia de que, salvo accidente o golpe de buena suerte, la persona
se construye por acumulación de experiencias. Y cualquier mala actuación se puede compensar con las suficientes acciones positivas.
En Baratze contamos con todas las herramientas para proporcionar una experiencia inolvidable a pequeños y mayores. Contribuimos a su maduración desde la profesionalidad y el cariño. Aprovechando un entorno inigualable, nuestros más de 30 años de experiencia y el único equipo especializado en crianza de los campamentos de Bizkaia, ofrecemos una estupenda oportunidad para disfrutar de la naturaleza, conocer nuestros animales y plantas, practicar euskera y jugar con nuevos amigos durante unos días alejados, pero no tanto, de sus casas.
“Ama, Baratze no es un campa, es una experiencia.” Eneko es único. Y ya tiene su plaza en la tanda del 21 al 30 de Julio.
